Hoy por hoy, Cheesman Park es uno de los parques más emblemáticos de Denver. Rodeado de mansiones victorianas y elegantes casas neoclásicas, este pulmón verde recibe a diario a cientos de personas sin importar la estación. Entre jardines y senderos, algunos hacen ejercicio, otros pasean a sus mascotas, estudian… o simplemente toman el sol.
Pero bajo este paisaje tranquilo se conserva una historia poco conocida y bastante inquietante. A finales del siglo XIX, el terreno era conocido como Mount Prospect Cemetery, donde descansaban pioneros, inmigrantes y personas sin familia. Con el paso del tiempo, el cementerio cayó en abandono, lo que llevó a las autoridades a decidir su transformación en un parque público.
El proceso de exhumación fue especialmente polémico. Según la historiadora Nicki Gonzales, de la Universidad Regis, el contratista encargado comenzó a colocar restos mezclados en ataúdes pequeños para cobrar más dinero por cada entierro. Cuando el fraude salió a la luz, el contrato fue cancelado y cientos de cuerpos quedaron bajo tierra.
Desde entonces, han surgido relatos de apariciones y actividad paranormal, alimentando la leyenda del lugar. A pesar de ello, la vida fluye en el parque. De día o de noche, muchos disfrutan del espacio sin preocuparse por lo que yace bajo sus pies.
 
					






